"El duelo nos acompaña cuando amamos. 
 Es el viaje del amor cuando ya no puede ser compartido. 
Un camino profundo y único, donde cada paso nos invita a dar nueva forma al vínculo que hemos perdido."

Si estás aquí, puede que haya algo dentro de ti que se ha roto.

Una pérdida —ya sea la muerte de un ser querido, una separación, un cambio vital o un proyecto que no fue— puede dejarte desorientado/a, cansado/a, con el corazón desbordado y una pregunta en el fondo: ¿cómo seguir adelante con este vacío?

Quizás te reconozcas en alguno de estos síntomas:

• Cansancio persistente o dificultad para dormir
• Lágrimas inesperadas, rabia o miedo
• Angustia, dolor, estrés
• Sensación de desconexión o de no reconocerte
• Culpa, confusión o la sensación de no estar viviendo como antes

Te ofrezco un espacio para volver a ti

Un acompañamiento terapéutico te ayuda a:

• Poner palabras a lo que te atraviesa
• Sostener las emociones difíciles con apoyo
• Dar estructura y sentido a la experiencia de pérdida
• Recuperar paso a paso un vínculo contigo mismo/a, más entero y arraigado

Aquí no se trata de «superar» nada, sino de caminar con conciencia, respeto y presencia lo que te está pasando. Con el tiempo, el dolor puede abrirte a una nueva manera de habitarte y relacionarte con la vida.

No solo duelo por muerte

También acompaño otros tipos de duelo y pérdidas invisibles, como:

• El fin de una relación significativa
• La enfermedad propia o de un ser querido
• Pérdida de tu mascota
• Cambios de vida como la maternidad no vivida, jubilación, migración
• Pérdida de proyectos, vínculos o de una versión de ti mismo/a

Estas pérdidas a menudo no son reconocidas, pero también desorganizan por dentro. El duelo tiene muchas formas, y todas merecen ser escuchadas.

Quién te acompaña

Soy Marina Caballero, terapeuta humanista especializada en duelo, con más de ocho años de formación, proceso personal y supervisión continua. Mi enfoque combina la terapia Gestalt, el trabajo corporal, la mirada sistémica y el abordaje del trauma. Pero sobre todo, te ofrezco una presencia profunda y respetuosa, que sabe estar con el dolor porque también lo ha atravesado.

No te ofrezco recetas mágicas. Te ofrezco una relación terapéutica de verdad, un espacio seguro para volver a habitarte con más fuerza y ternura.

A veces, permitirte estar roto es el primer acto de reparación. Y desde aquí, paso a paso, volver a ti.

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